Breve introducción
Me llamo “Dragster mental” porque digo que mi cabeza tiene un coche muy potente quemando ruedas sin control dentro de sí misma al que tengo que “domar” y mantener a raya.
No sé qué profesión tengo, solo sé que hace años cursé una escuela taller de imagen y sonido en la antigua cadena de televisión local Tele K, no conseguí encontrar trabajo de eso, y ahora estoy super oxidadísimo. Creé un canal de YouTube llamado “Jefe de Estación” que trata sobre la historia ferroviaria de España, pero en tres años sólo he conseguido subir un vídeo, pero de dedicarme a eso, lo haría como hobby. Profesionalmente, llevo años buscando mi camino y con la discapacidad reconocida, espero encontrarlo lo antes posible. Me cuesta saber lo que quiero porque no paro de debatirme entre lo que me gusta y entre lo que pueda tener más empleabilidad y llevo toda mi vida con esa duda.
Con 16 añitos, recién acabada la ESO, quería aprender a crear videojuegos pero, era el año 2000 y no hay la cantidad de recursos que hay ahora, muchos de ellos gratuitos. La única manera que tuve de buscar fue por panfletos de academias, que repartían por la calle ya que cuando le pedí ayuda a mi madre, me dijo que me fuera al ministerio de educación. Cuando fui a informarme de una, me vendieron la moto, empecé el curso, me lo pagaban mis padres, el curso resultó no ser lo que yo quería, lo dejé y desde entonces, si quería hacer algún curso, tenía que pagármelo yo. Y ahí empezó mi larga e infructuosa travesía del desierto de ir de trabajo en trabajo para supuestamente pagarme los estudios.
Hasta que, recién empezada la pandemia, empiezo a ver vídeos sobre la marca personal, empiezo a tomar conciencia de lo que son los MOOC o cursos abiertos online masivos, por sus siglas en inglés. Y después de tantos años resignándome a pensar que no tenía donde caerme muerto, veo que supuestamente hay salidas y toda esa sobredosis de información, hizo que me volara la cabeza y me aferraba a la desesperada a ese tipo de soluciones. Pero claro, cualquiera de esos cursos por sí solo, vale para adquirir conocimientos, no para encontrar trabajo y no podía arriesgarme a vivir de una vocación o muchas, que ni siquiera había desarrollado aun. Nací en Ávila hace 40 años pero llevo casi toda mi vida viviendo en distintos pueblos de Madrid. Soy autista y TDAH diagnosticado de adulto. El de TDAH hará unos tres años (2021) y el de autismo apenas en octubre del año pasado (2023). En tu caso, ¿cómo y cuándo recibiste tus diagnósticos neurodivergentes (Autismo y TDAH)? ¿Surgió alguna dificultad para conseguir los diagnósticos?
Pues sí tuve dificultades porque yo pedí el diagnóstico a mi psiquiatra por mi dificultad para adaptarme a los trabajos y en teoría me iban a derivar de la seguridad social, pero como la cosa se demoraba, me sugirieron que lo pidiese yo por mi cuenta, había mucha lista de espera y en consulta con mi psiquiatra que tenía por aquel entonces, lo volvió a pedir.
Luego además, se sumó que en aquel entonces tenía un teléfono que estaba estropeado y no cogía bien la cobertura y en un margen de unos meses, llegué a perder la llamada de Asperger Madrid dos veces, pero cuando por fin me dieron cita, todo fue muy rápido. En mayo del año pasado (2023), ya tenía mi diagnóstico, no recuerdo en qué fecha tuve cita con el centro base, pero el caso es que en octubre ya tenía la discapacidad reconocida, cuando eso suele durar más. ¿Qué recomendarías a otras personas que estén atravesando una situación similar a la que tú pasaste antes de recibir tus diagnósticos?
Pues dado que se podría decir que yo soy nuevo en esto, oficialmente, lo que sí puedo sugerir es que no tengan miedo de indagar información, preguntar en comunidades online, en redes sociales, que no se dejen llevar por el síndrome del impostor.
Y, ¿una vez recibido el diagnóstico oficialmente?
Pues lo más importante es encontrar algún tipo de seguimiento psicológico o del tipo que sea, porque mi sensación es de que, te dan el diagnóstico y te sueltan ahí al mundo a pecho descubierto. Y, que si quieres terapia o seguimientos, te toca desembolsar dinero.
Además, insisto que yo quise pedir la discapacidad por mi dificultad para adaptarme y durar en los trabajos. Yo he preguntado allá donde he podido. En el centro base, en la feria de empleo y discapacidad de la Comunidad de Madrid, en organizaciones como Specialisterne, Fundación A La Par... Acaparo información sobre recursos y pido toda la ayuda que puedo ahora que tengo reconocida oficialmente una dificultad. ¿Te ha ayudado a ti y/o tu familia el encontrar información online sobre neurodivergencias?
A mí, sí. En mi familia están un poco al margen. De hecho, apenas lo saben, pero no por ningún motivo en particular, sino por falta de contacto.
Lo irónico de todo esto es que mis padres me contaron un vago testimonio de un episodio en el médico del que obviamente no recuerdo las circunstancias, en el que a mi madre le dijeron que pudiera ser que yo soy autista y, la versión que conozco es que mi madre dijo que “lo que pasaba es que yo tengo mucha imaginación”. Lo irónico de esto es que, muchos años más tarde, un buen día en casa, estando toda la familia en casa (mis padres y mi hermano pequeño), me dicen que baje al salón y cuando bajo, están todos sentados en la mesa con cara solemne, y me sueltan así sin anestesia “hemos pensado que puedas ser Asperger” y ahí se quedó la cosa, pues no sabía cómo tomarme esa información. De hecho, no sabía nada sobre el Asperger y no sabía cómo digerir eso. Fue a raíz de llevar un tiempo con mi última y actual pareja que me empecé a plantear por qué duraba poco en los trabajos. Y fue mi psicóloga quien me remitió a una amiga suya que trabajaba en la seguridad social especializada en TDAH quien me lo diagnosticó por cosas que me preguntó en las dos primeras consultas que fueron telefónicas, ya que pillaron en el punto álgido de la pandemia. Más luego, retomando aquello que me dijeron mis padres sobre el Asperger, me dediqué a mirar vídeos sobre el tema y, mira por donde, me sentí identificado con los síntomas. ¿Qué te gustaría conseguir compartiendo tu testimonio?
Pues concienciar a la gente neurotípica de lo solos e incomprendidos que podemos llegar a sentirnos. Sé que esto suena un poco a drama, pero cuando de niño y de adolescente la única certeza que tienes es que te sientes “rarito” y cuando sospechas que puedas ser neurodivergente ya de adulto, lo que sientes es alivio de saber que tienes esa dificultad reconocida y que ya por fin tienes algo en lo que apoyarte para pedir ayuda.
Y, a los que sospecháis que sois neurodivergentes y no estáis seguros, además de lo que ya he dicho de indagar información, buscad apoyo hasta debajo de las piedras, en todos los pasos del proceso, así sea presencial o virtual.
¿Crees que la difusión de contenido y desarrollo de este tipo de proyectos es importante para promover la neurodiversidad y el bienestar socioemocional de personas neurodivergentes? ¿Por qué?
Por supuesto que lo creo. Lo que la gente cree saber sobre la neurodivergencia es los estereotipos, se basa en sus sesgos, lo que ven en películas y series, de que el único tipo de autismo que hay es como el sale en la película de Cube titubeando al hablar y haciendo un stimming muy salvaje. O que somos pedantes y absurdamente maniáticos como Sheldon Cooper. Pero nosotros, contando nuestros testimonios en primera persona, ayudamos a cambiar ese sesgo. Pero no solo para los demás, sino también para nosotros mismos.
De hecho, yo mismo aun desconozco muchas cosas sobre mi condición y oigo cosas sobre desregularse, shutdown, meltdown... Y dado que yo en un principio solo buscaba mi diagnóstico y la discapacidad para poder pedir ayudas en los trabajos, de todo eso no tenía ni idea. Y, claro, todas esas cosas aún me suenan a chino, quiero conocerme mejor, indagar más sobre mí mismo, dado que el autismo, al ser un espectro, quiero saber qué me puede causar a mí una crisis, cómo expresar lo que necesito sin menoscabo de la libertad de los demás, etc. Sentirse comprendido es esencial y gracias a tener el diagnóstico, la discapacidad, y sobre todo, gracias a la enorme comunidad que hay Twitter (me niego a llamarlo X); siento ese calor humano, ese apoyo. Y la divulgación es esencial para ello.
¿Alguna otra información relacionada con la neurodiversidad o neurodivergencias que te gustaría incluir en esta entrevista?
No se me ocurre nada más. Al ser relativamente “nuevo” en ésto, pues yo también estoy en busca de información y recursos. En Twitter leí una reflexión que me gustó mucho y es que recibir el diagnóstico de autismo ya de adulto es haber vivido toda la vida en modo difícil hasta ese momento.
De hecho, parte de esa infructuosa travesía del desierto de ir de trabajo en trabajo, pasó por estar seis años en el ejército, que es, irónicamente, el trabajo en el que más he durado hasta la fecha. Visto en retrospectiva, es la mayor tortura mental que me pude hacer a mí mismo, pero claro, tenía 25 años También vi no recuerdo donde, una imagen que decía que los autistas no tenemos el cerebro estropeado, simplemente lo usamos con otro sistema operativo. Por cierto, pido disculpas si parece que hablo de forma aséptica y sin gesticular, pero como me era casi imposible grabar las respuestas así a pelo, las escribí primero y luego las leo al grabarlas, así que me cuesta concentrarme en darle expresividad a la vez que leo. Por último dar las gracias a neuroinclusión por tener la oportunidad de contar mi testimonio. Besos y abrazos.
¿Quieres compartir tu experiencia como persona neurodivergente, familiar o profesional? Contáctanos a través del formulario de contacto o en redes sociales. Recuerda, juntos podemos crear una sociedad más neuroinclusiva
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AutoraRocío Manzanera Archivos
Mayo 2024
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